sábado, 4 de julio de 2009

te cuento que .... El Golpe en Honduras...




EL GOLPE EN HONDURAS.

Héctor Aguilar Camín. (*)

Milenio Diario. Monterrey, México. 01-07-09

No hay sino repudiar el golpe hondureño co
mo han hecho los
gobiernos del mundo, por una cuestión simple de principios: las
interrupciones de gobiernos democráticos son
inaceptables.

Eso no quita que uno mueva escépticamente la cabeza viendo al
ramillete de presidentes chavistas
que encabezaron la protesta por
el atentado contra la democracia hondureña de la mano de Raúl
Castro, el demócrata sucesor del gobierno de Cuba.

Tampoco impide registrar el hech
o de que todos esos gobernantes,
como cortados por el mismo rasero o iluminados por el mismo
proyecto, estén buscado con distinto éxito en sus países lo que
Zelaya buscaba en el suyo: ampliar sus mandatos tanto como se
pueda, mediante la reelección, hasta llegar a la cota marcada por el
mismo Chávez: la reelección indefinida hast
a los años del 2020.

Se diría que los demócratas chavistas han encontrado la más obvia
de las rendijas democráticas para perpetuarse en el poder. Es la
conocida fórmula de Porfirio Díaz: reelección primero, reelección
indefinida después.


Díaz llegó al poder en 1877 encabezando una revuelta contra la
reelección del entonces presidente de México, Sebastián Lerdo de
Tejada. Díaz gobernó los cuatro
años que duraban las presidencias
entonces y dejó en el puesto a su compadre, Manuel González..

Siendo presidente González, Díaz fue a visitarlo una vez para
convencerlo de la necesidad de restablecer la reelección, pues el
país no estaba para aventuras y necesitaba continuidad.

Cuenta la leyenda que Díaz explicó a Manuel González que se
trataba de una medida de emergencia para terminar de hacer los
cambios que el país necesitaba y que después se retiraría a la vida
privada.


A partir de cierto momento de la entrevista, Manuel Gonzalez
empezó a buscar algo en su escritorio. Abría un cajón y luego otro,
hasta que Díaz le preguntó: “¿Qué tanto
busca usted, compadre?”
Manuel González respondió:

“Busco al pendejo que le crea todo lo que me está diciendo,
compadre”.

Díaz se reeligió en 1884. Estableció la reelección consecutiva,
primero, y la reelección indefinida después. Se reeligió
indefinidamente hasta 1910, en que lo tiró de la silla una
rebelión an
tirreleccionista.

Busco en mis cajones, como Manuel González en los suyos, alguien
que crea que lo que están defendiendo los gobernantes chavistas y
Raúl Castro es la democracia hondureña.














(*) Héctor Aguilar Camín es un empresario, novelista e historiador mexicano. Fue conductor del programa televisivo Zona Abierta transmitido por Televisa.

Nace en Chetumal, Quintana Roo, México, el 9 de Julio de 1946. Es periodista, historiador y narrador. Estudió la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Ibero Americana (UIA) y se doctoró en el Colegio de México. Ha orientado su labor periodística hacia las ciencias políticas y sociales y gran parte de sus obras están dedicadas al análisis de la vida política de México.

En 1986, recibió el Premio Nacional de Periodismo, y la beca de la Fundación Guggenheim en 1989. Es autor de las novelas: Morir en el Golfo, 1980; La Guerra de Galio, 1990; El error de la luna, Alfaguara, 1995.

Ha colaborado como investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia; fue director de la editorial Cal y Arena y ha escrito artículos para prestigiadas publicaciones en los principales diarios del país. Ha dedicado parte de su obra al análisis de la vida política de México y publicado al respecto obras como La Frontera Nómada, Sonora y la Revolución Mexicana, 1977; México ante la crisis (coordinador y colaborador), 1985.

Al lado de Lorenzo Meyer investigó y escribió el texto de Historia Gráfica de México, 1988 y el título que ha sido básico para difundir la historia de México: A la Sombra de la Revolución Mexicana, 1989. Además es coautor de: En torno de la Cultura Nacional, 1976; Historia: para qué?, 1980; Caudillo and Peasant in the Mexican Revolution, 1980.

Se cuenta en sus traducciones: La Revolución Mexicana: los años constitucionalistas, de Charles Cumberland, 1975; Malcolw Lowry. Una biografía, de Douglas Day (con Manuel Fernández Perera y Juan Antonio Santiesteban), 1983.