sábado, 27 de febrero de 2010

te cuento que...EL NACIONAL - Viernes 26 de Febrero de 2010

EL NACIONAL - Viernes 26 de Febrero de 2010

Opinión


A Tres Manos Miradas múltiples para el diálogo

Sociólogos y sociología


FRANCISCO RODRÍGUEZ*


atresmanosrlanz@gmail.com


Definitivamente, la vida social hoy es extremadamente compleja e incontrolable y esto nos conduce a situaciones de incertidumbre, miedo y pánico, de tal manera que pudiéramos estar cayendo en situaciones de desesperación individual y colectiva. Adolecemos de una mezcla de crispación y desesperación social con un estado de desesperanza aprendida que conspira contra la tranquilidad y salud espiritual y física de la gente.

El subdesarrollo, la pobreza, la injusticia social, la mala calidad de los servicios, el consumo de alcohol y drogas, la desintegración de la familia y la sociedad en general y la violencia social, entre otros, constituyen el cortejo de síntomas de un estado de "malestar en la sociedad".

Hay fallas estructurales crónicas tanto por parte del Estado que no termina de cumplir sus obligaciones con la sociedad, como de la sociedad misma, que vive un estado de caos, anarquía y desorganización social, vale decir, de anomia profunda y prolongada.

Tenemos un Estado que desde hace mucho tiempo parece un "miembro fláccido" porque es incapaz de abatir al crimen, controlar el comportamiento de la población en cuanto al respeto de leyes y normas, imponer un Estado de Derecho y ofrecer servicios de buena calidad. Vale decir, es incapaz de mantener el Estado de Derecho y en su lugar lo que predomina es la impunidad y la "ley del más fuerte". Por el otro lado, y esto es lo más grave, está la sociedad, la ciudadanía.

En nuestro país no existe una ciudadanía propiamente dicha, sino una "ciudadanía cimarrona", "zafia" y "bizarra".

En términos generales, el ciudadano común aborrece y rechaza todo lo que signifique ley y norma y por eso cree que la democracia es un régimen "laissez-faire"; es decir, un orden en donde "uno puede hacer lo que le dé la gana".

Es esto una situación de paradojas históricas, porque nos constituimos como república, pero no como republicanos; democracia sin demócratas, como lo dice Bolívar en el Discurso de Angostura. En el ciudadano común, la ley y la norma son siempre para el otro, no para mí; así se configura en el plano de la subjetividad individual y colectiva un arquetipo que consiste en un estado de irracionalidad en la población adulta que pudiéramos denominar como de "adolescencia permanente" o "puer aeternis" (Jung). Este estado de la subjetividad ha tenido consecuencias catastróficas para la sociedad en general y el individuo en particular. El excesivo consumo de alcohol los fines de semana, el exceso de velocidad y la imprudencia al conducir como factores responsables de los accidentes de tránsito, la agresividad a "flor de piel" que genera un exceso de violencia interpersonal con su secuela de homicidios y lesiones graves, el comportamiento de fác! il exaltación, el irracional uso de los recursos naturales, el comportamiento catastrófico desde el punto de vista del civismo cuando estamos en la calle; en fin, todo un conjunto de males que permite hablar de nuestro país como una "zona de desastre", un Haití, pues, en cuanto se refiere a lo social.

Por todo esto creo que se hace necesario la declaración de "emergencia nacional" en el campo de la situación social, y la posterior e inmediata conformación de un cuerpo de profesionales que diseñarían un programa de intervención social en crisis, en el que el sociólogo y otros profesionales de las ciencias sociales tendrían una participación en el papel de liderazgo.

Necesario es diseñar un programa de formación de una ciudadanía integral que constituya las bases del nuevo republicano. Para lograr esto, tendríamos que diseñar a su vez una "cultura cívica", crear espacios de civilidad que convierten la "cultura minera y del petróleo" del "orden caníbal" y del "sálvese el que pueda" vigente hoy, en una cultura de ciudadanía convivencial, cívica y socio-ecológica.

El sociólogo como profesional está actualmente preparado por su formación ética y teórico-práctica para diseñar las estrategias que permitan la elaboración de un programa permanente de intervención en crisis porque tiene una visión holística de la sociedad y sus problemas, visión macro, meso y microsocial.


*UDO/Bolívar




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